domingo, 25 de marzo de 2012

Quédate conmigo: Capítulo 3.


Le miré fijamente, así durante varios minutos seguidos, estuvimos mirándonos. Mis ojos recorrían cada una de sus facciones, mientras vacilaba con la cañita de la coca-cola, agaché la cabeza.
- Creo…que me tengo que ir a casa. – dije, lamentándolo.
- Vamos, yo te acompaño. – Sonrió.
Salimos de la cafetería, hacía frío, era de noche, y no había muchos coches. Me estremecí.
- Toma. – murmuró, quitándose la chaqueta y colocándola sobre mis hombros.- No quiero que mis futuros suegros piensen que su hija ha enfermado por mi culpa. – Reí.
”Mis futuros suegros.” Algo dentro de mi se sorprendió al escuchar esas palabras.
Caminamos en silencio, cada uno por su camino, mirando al frente, pero juntos. Estábamos llegando a mi casa, cuando escuché que de la ventana de mi hermana Haven salía un sonido peculiar, que me ponía los pelos de punta. Era mi canción favorita, ‘Mi princesa’ de David Bisbal. Sonreí, y le miré de reojo, él hacía lo mismo. Desvié la mirada rápidamente, desconfiada.
- Hemos llegado. –anuncié.
- Lo sé. Conozco donde vives, Connie. Conozco cosas acerca de ti las cuales te sorprenderían. – se paró frente a mi.
Y ahora, de repente, estábamos los dos en el portal de mi casa, mirándonos fijamente a los ojos. Estaba tan sumida en ese color verde, que no advertí que llovía, llovía a torrenciales. Apartó un mechón mojado de mi cara son sus suaves y largos dedos, y se acercó a mis labios.
- Quiero que te quedes conmigo siempre, Connie, por favor. Quédate conmigo. – susurró, y me besó.
Y de repente el mundo aplaudió. Bueno no, aplaudió mi hermana que estaba mirando desde la puerta.
- Mmm…¿habéis acabado tortolitos? – dijo, elevando la voz para que la escucharan mamá y papá.
- ¿Tú eres tonta? – grité. – ¡Vete dentro!
- No, quién se va soy yo. – dijo Ryan. – Mañana nos vemos en el instituto, ¿vale? – me dio un beso en la mejilla, y posó sus labios sobre mi oreja, susurrando – No imaginas cuanto tiempo llevaba deseando esto. – Y se fue.
Ahí estaba yo, observándole marcharse bajo la lluvia, con los mechones de mi oscuro pelo anteriormente liso, pegados en la cara, y mi maquillaje corrido. Pero realmente, ¿qué importaba eso en ese preciso momento?

1 comentario:

  1. Me gusta la novela.
    Te sigo(:
    Espero que te pases por mi blog & le eches un vistazo.
    Y por favor cada vez que actualices avisa con un coment que si no no me entero.
    Gracias(:
    Un besazo!

    ResponderEliminar